Estamos de una obra de dos autores; en
ocasiones parece ser una obra a dos manos, pero unificadas por una única orientación.
Almudena Negro es licenciada en derecho por la Universidad San
Pablo CEU, y periodista especializada en comunicación política online. Ha
colaborado con diversos medios de comunicación y dirige alguna tertulia radiofónica.
Por su parte, Jorge Vilches es historiador y profesor en la Universidad
complutense y la Universidad San Pablo del CEU. Es conocido por sus críticas a
la socialdemocracia (prueba de ello es este libro) y defensor del pensamiento liberal. Es además columnista de periódico y colaborador
de programas de radio. Como indican en la introducción, no es habitual que dos
personas de esas características “se unan
para escribir un libro políticamente incorrecto, a contracorriente, en defensa
de la libertad, la democracia y el capitalismo como único sistema moral
completo”.
Digamos de
antemano que la lectura de este libro provoca inicialmente una sensación tan
relajante como fundada. Una de sus partes nos repasa la historia de España de
los últimos años. Para los que somos muy mayores, nos permite recordar lo
transcurrido. Y hasta cierto punto nos hace sentirnos a salvo de lo que va a
ocurrir después, cuando nosotros no estemos ya presentes. Porque el futuro es
realmente incierto. Lo que al principio producía placer ahora causa angustia.
Y es que estamos
ante una obra que es increíblemente aséptica, acostumbrados como estamos a
versiones partidistas y sesgadas. Los palos se reparten a diestro y siniestro. Lo
realmente triste es que encontramos más palos (errores) que aciertos. Nos
abandona la narración en 2017 cuando al frente de los dos partidos
tradicionales, sustentadores de un cierto bipartidismo, se hallan sus probables
enterradores. Probablemente los autores no podían siquiera imaginar la España
de mayo de 2018.
Aunque se trate
de una obra que defiende, por encima de todo, la libertad proclamada por el
liberalismo (hay muchas libertades), su título es correcto porque la gran
amenaza proviene de la socialdemocracia, lo que obliga a indiciar como se
genera ésta en Alemania, como se difunde, cuáles son las causas iniciales de
dicha difusión y la identificación actual con el llamado estado del Bienestar
La social democracia no encerraría la peligrosidad que reviste hoy en día si no
se hubiera producido un deslizamiento hasta su ideario de todas las fuerzas políticas.
Si bien se
aborda la evolución de la socialdemocracia en Europa y Norteamérica, se hace
una especial alusión a España, en la que también esto es diferente. Su aparición
coincide con el fenómeno de la crisis del turnismo que siguió a la muerte de
Isabel II. No es exagerado afirmar que se nos ofrece un relato inusual de la
trayectoria política que siguieron los restos de los partidos conservador y
liberal (progresista) hasta la guerra civil. Es quizá uno de los apartados más
interesantes del libro.
Tras la
dictadura de Franco (economicismo, pero no política) llegó la Transición ya
teñida de socialdemocracia. Lo fueron especialmente los Pactos de Toledo. En
cualquier caso, la hegemonía, en sentido gramsciano, quedaba ya en poder de la
izquierda. La historia posterior se analizará en tres aspectos: la evolución de
las izquierdas, la rendición de la derecha y la irrupción del síndrome
populista.
El populismo,
imparable según los autores por su capacidad de contagio, nace del desconcierto
de las izquierdas cuando ven sus programas asumidos ya por la derecha. Recurren
entonces a “una salida: la política sentimental”. El populismo no es abordado
en una única manifestación. Aparece en primer lugar Podemos, el socialismo del
siglo XXI, revolucionario desde abajo, apoyado en las masas descontentas, que
busca “devolver el poder al pueblo a través de espacios de decisión pública, en
las que estarían representadas las asociaciones: el famoso empoderamiento”. El libro
distingue entre la corriente errejonista y el estilo de Monedero; por encima de
ellos, el líder, Iglesias. Distinguible perfectamente está la CUP,
especialmente apoyada en el municipalismo independentista.
A continuación,
aparece otro el populismo: el nacional-populismo, xenófobo y moralista, que
promete democratización y un paternalismo estatista. Todo soportado por la idea
de la comunidad nostálgica y excluyente. Las pequeñas historias del País Vasco
y de Cataluña son repasadas y contrastadas con esa imagen del
nacional-populismo.
Como España
siempre tiende a ser distinta (cosa que, a lo mejor, sucede en todos los países),
el libro destaca la ausencia en el mapa político español de un populismo de
derechas. Se refiere en primer término al fracaso de la democracia cristiana en
los países europeos en los que fue decisiva. Llevaban en su programa las ideas
latentes en la socialdemocracia. Alude después a la falta de continuidad de
quienes, como Thatcher y Reagan, se permitieron el lujo de criticar el
estatismo izquierdista. Ni siquiera tuvieron eco en otros países. Sin embargo,
fueron surgiendo, ya en la extrema derecha, movimientos populistas
nacionales. El Frente Nacional de Le Pen en Francia (con la réplica mediática y
patriótica de Sarkozy), el Partido de la libertad
austriaco (FPÖ), la Liga Norte
italiana, la Alternativa para Alemania
(AfD). Por cierto: ¿cómo calificar a Trump? Que no haya existido algo parecido
en España se atribuye por los autores a “la
fragilidad endémica del nacionalismo español”, si bien se congratulan de
que los tímidos intentos realizados en dicho sentido hayan fracasado.
Cuando el libro
se enfrenta por fin a diseñar algunos apuntes para una política liberal se
encuentra con la triste realidad que existe una cierta unanimidad en declarar
al liberalismo como en el gran culpable de todos los males. “Para buena parte de la mentalidad europea liberal
significa ‘facha’ ”. Irónicamente señala el libro que “Se podría acabar la carrera de ciencias políticas sin saber quiénes
eran Hayek, Arendt o Popper”. Nos describirán dos tendencias fundamentales
en el liberalismo, el pesimista que solo confía en el milagro y el optimismo
(“ridens”) que se conforma con ver que el liberalismo a pesar de las críticas
recibidas “funciona”.
¿A qué se debe
eso? Fundamentalmente según los autores a graves defectos de comunicación de la
derecha. Como en tantos otros aspectos la izquierda ha ganado, debido en gran
parte a que la derecha no ha sabido competir en su dimensión sentimentalista.
Ha ignorado además Internet y dado bazas a sus enemigos en tertulias y
televisiones. De hecho “uno de los mayores
errores cometidos por la derecha de la Transición fue admitir la supremacía de
la izquierda en relación con la agenda cultural, social y política”. Algo
que ya se adivinaba cuando Adolfo Suárez se comprometió a no crear una fuerza
sindical que hiciera frente a UGT y CCOO. La Iglesia también se dejó llevar por
ideas colectivistas. La hegemonía gramsciana es una realidad española. El IRPF
aumenta, las clases medias se extinguen, el economicismo hace olvidar la política,
el ciudadano se aleja de sus elegidos, desaparece de hecho la separación de
poderes, se multiplican las leyes (100.000 en la España actual), se implanta el
pensamiento único, aumenta la burocracia, se idolatra un consenso que unifica
unos partidos que sólo buscan poder. Diríamos que, más que proporcionarnos unos
apuntes para una política liberal, Negro y Vilches nos están enumerando los
vicios contra los que hay que luchar.
Incluyen
finalmente un epílogo, muy breve, pero en el que dejan clara su esperanza (“desarmar el consenso socialdemócrata que
tantos problemas está creando”) y su pequeña esperanza (“remover algo en la derecha”). Mantienen
la necesidad de la derecha democrática entienda que copiar el modelo socialdemócrata
es una rendición. Cuando lo hizo “calló y
perdió”. Y lanzan finalmente su decisión: “Queremos polémica”. Es simplemente una invitación a la que no nos
podemos negar.
Resulta
imposible tratar de resumir las muchas ideas recogidas en el libro. Son
demasiadas y tienen una enorme profundidad. Añadamos a esa otra gran
dificultad. Constantemente hay que hacer referencia a palabras y términos que
han sido objeto de manipulación, e incluso de apropiación, en muchos casos.
¿Qué es la democracia? ¿Qué es la libertad? La manipulación que comienza en las
palabras termina afectando a los individuos. Es un proceso perfectamente
estudiado al que se han sometido los que debieran haberlo discutido. Todo en
aras de la idea de consenso que sustituye absurdamente a la de compromiso.
¿Es la realidad
como la que se describe? Me temo que sí. Son unos meses los transcurridos desde
la edición de este libro y los hechos llanamente han empeorado.
Un libro que es
una delicia. Tan políticamente incorrecto, tan realista. Pena que nos deje
llenos de desconsuelo.
“Contra la socialdemocracia. Una
defensa de la libertad” (256 págs.) es un libro del que son autores Almudena
Negro y Jorge Vilches y que fue registrada a nombre de ambos en 2017. Con esa
misma fecha, fue publicado por Deusto, sello editorial de Centro Libros PAPF,
S. L.U., integrada en la editorial Planeta.
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