viernes, 20 de julio de 2018

Ernesto Milá : “Manual de lucha política”


Llegué a Ernesto Milá, casualmente, leyendo un libro suyo sobre la emigración. Al comentarlo, dejé constancia de la adscripción de este autor a lo que podemos llamar extrema derecha. Eso hizo especialmente interesante conocer su pensamiento en un libro de título tan provocativo como el de éste. Curiosamente no parece haber nada en el libro que siguiera esa adscripción. Son reglas que valen para todas las tendencias políticas que aspiren al éxito a través del cambio social. Señala las reglas para triunfar en esa lucha, con total abstracción del sentido de las ideas que se profesen
Pero, junto a eso, había otro factor que aumentaba el interés por el libro una vez leído: habían transcurrido diez años desde su publicación en 2008. Podemos no sería fundado sino en 2014; el movimiento 15M de los indignados de 2011 aún no se había producido; Ciudadanos es citado en el libro como un partido “flash” que en 2006 había conquistado tres escaños en el parlamento catalán. Pasan apenas diez años en los que estalla la crisis económica que hunde al PSOE, otorga al PP una mayoría absoluta que desprecia, y Podemos y Ciudadanos surgen como dos nuevos partidos que se codean con PSOE y PP. Son hechos que no desmienten las afirmaciones contenidas sobre la lucha política en el libro de Milá que, por otra parte, nunca trata de hacer predicciones.
El libro es breve, porque está escrito de forma muy directa, constituyendo casi un tratado de instrucciones. Pero, quizá por esa brevedad, está complementado por tres anexos. El más interesante de ellos es el primero, referido a la incidencia de la aparición de Internet en la lucha político. El tono del libro suena amenazante “La política es lucha, creación, destino”. Se refiere, claro, a lo que llama “gran política”. La pequeña política será la que responde a una simple gestión, honesta o deshonesta, de los fondos públicos. Quien como centroderecha opta por votar al PP, o como centroizquierda lo hace al PSOE no buscan sino la pequeña política. Y este libro se dirige a los que la rechazan. Va también dirigida a  aquellos que practicando la ‘apolitia’ se sienten tentados por irrumpir en el mundo de la política decir “basta”. La ‘apolitia’ griega nos aclara debe entenderse “no como desinterés por la política, sino como distanciamiento hacia la misma”.  Búsqueda en definitiva de la regeneración del Estado y la política.
Milá nos dice: “Esta obra no puede leerse como se lee una novela o un relato históricos ES otra cosa: hay que estudiarlo en su totalidad. No basta con aplicar unas partes y renunciar a otras. En su conjunto esta obra forma un todo coherente y homogéneo y expone técnicas distintas apoyándose unas en otras.
El instrumento preciso para la lucha política es lo que Milá llama “Movimiento político”, cuyos elementos necesarios son seis: 1) Doctrina y Programa, 2) Clase Política Dirigente, 3) Objetivos Políticos, 4) Estrategia, 5) Táctica y 6) Criterio organizativo.
Comenzado por la doctrina (“conjunto de principios en función de los cuales un movimiento político enuncia los objetivos finales que pretende alcanzar y establece una visión del mundo, de la sociedad del Estado y de las relaciones entre los seres humanos”), tras de destacar las características que debe tener, indica que el programa no es sino “la aplicación práctica de los principios doctrinales”. El programa puede cambiar; la doctrina, nunca. De ahí que puedan existir programas abiertos, cerrados, sumarios y sofisticados, categorías que define pero que siempre deben evitar las clásicas tentaciones: oportunismo, sectarismo, arcaísmo, populismo y confusionismo.
Un concepto que introduce Milá como básico es el de fuerza social (“influencia que un movimiento adquiere sobre la población”. Lo hace con una ecuación: Fuerza Social = Agitación x Propaganda x Organización (FS = A x P x O), Obviamente si un factor tiene un valor 0, también sea nula la fuerza social. Y pone ejemplos en los que la reducción de la importancia de uno de sus factores redujo paralelamente su fuerza social: el carlismo (mínimos de A y P), la Falange Española (mínimos de P y O) y el PCE de los años 70 (mínimos de los 3 factores). Es curioso que agregue: ”…el PP y el PSOE, nunca han realizado tareas de agitación y propaganda, entonces ¿a qué se debe que tengan fuera social?” Y se contesta el propio libro: “En realidad no la tienen, lo que tienen es fuerza electoral”, que es muy distinto, algo que se adquiere con  grandes inversiones económicas. Recordemos la fecha en que se escribe el libro.
Tras referirse a las relaciones entre masa y pueblo y al fenómeno amenazante de la masificación “como proceso definitivo y desintegrador”, Milá aborda los  conceptos de Agitación y Propaganda. Agitación es “el conjunto de técnicas de acción psicológica que incita a la población a tomar partido por una determinada causa”. Propaganda es “el conjunto de técnicas que permiten difundir en algunos individuos o sectores de la masa ideas fundamentales y valores positivos”. Ambos conceptos están siempre interrelacionados, pero la agitación precede a la propaganda. Distinto es el viejo Agit-Prop creado por Lenin y que “es la ‘propaganda de la agitación’ que consiste en incluir en la población a través del arte y la literatura”.
El acercamiento de las masas al movimiento político (la finalidad de la agitación y la propaganda) debe conseguirse persiguiendo tres uniones: 1) lo particular con lo global; 2) el movimiento con las masas y 3) la teoría con la práctica. Todo se explica pormenorizadamente, alcanzando claramente el libro el carácter de “manual de lucha” con que se intitula. Con ello se concede la debida importancia al análisis político que permita conocer el terreno, en sus condiciones objetivas, subjetivas y voluntaristas.
Se diría que el autor tiene presente la realidad española del momento de su publicación (desprestigio de los portavoces, percepción de problemas, deseo de cambio, insolidaridad…) y que esa realidad, tristemente, persiste.
Una parte interesante del libro es la referida al papel de la educación política. Un movimiento político no puede educar a la población mientras no acceda al poder, pero tiene la necesidad de “educar a sus militantes y simpatizantes en los contenidos de su proyecto político”. Y para llegar  a ese resultado tiene dos opciones: asumir directamente esa educación (Escuela de Cuadros) o externalizarla (Think-tank o laboratorio de ideas). Meticulosamente distingue los tribunos, los activistas, los burócratas y los intelectuales y el tipo de formación que reciben, requiriendo en todo caso capacidad de comunicación. La impartida por los partidos españoles no merece el aplauso de Milá: “Todos estos opinadores, partidos, tertulianos, funcionarios de partido, políticos profesiones y demás ’enteraos’ nos hablan del fenómeno que toca, pero ni siquiera son capaces de llegar al fondo de la cuestión”. Lo malo es que coincide básicamente con la impresión que uno tiene y que comparte con buena parte de los españolitos.
Detrás de todo esto lo que encontramos es, bien falta de información y necesidad de información veraz, o bien exceso de información e incapacidad para tamizarla, seleccionarla y ordenarla”. Es una afirmación a la que sigue a esta otra: ”Pocos son los que reconocen que no se sabe gran cosa de los autores del 11-M”. No es mucho mejor el juicio que le merecen los laboratorios de ideas (think-tanks) los cuales “no son círculos culturales… porque no pretenden hacer cultura”, “no buscan el poder sino solamente situarse bien en relación con el mismo y ofrecerle ideas y asesoramiento”.
A partir de aquí, el libro va a incluir tres pequeños apéndices. Pero antes parece conveniente destacar dos cosas que me han sorprendido en su lectura. La primera de ellas es que, pese a su inclinación de su autor hacia la extraña derecha que refleja Wikipedia, Milá lo que hace es realmente escribir una serie de normas (un ‘manual’ en  realidad) de cómo luchar en el campo político, pero lo hace de una forma rigurosamente aséptica y neutral. Estaríamos así ante un manual válido para todos los partidos políticos (movimientos) que pretendan alcanzar el poder. La segunda está de alguna forma ligada a esta primera. Consiste en que el manual no es un manual revolucionario, sino que rechaza la revolución como método de llegar al poder, al tiempo que defiende su cambio a través de lo que llama gradualismo. Con ello rechaza tanto la idea del golpe de Estado a lo Curzio Malaparte, como la especial preparación prerrevolucionaria que Gramsci, por ejemplo, preconiza. Afirmaciones que tenemos que compatibilizar con la radicalidad y contundencia de las medidas propuestas en el manual.
Dicho esto, podemos referirnos a los anexos ya mencionados. El primero analiza el impacto que la existencia de Internet y su difusión creciente en la sociedad actual. Indudablementet ese hecho ha variado el esquema en que se movían muchas cosas, casi todas. La postura de Milá es peculiar: “Pueden cambiar las tácticas y los instrumentos de agitación y propaganda. Puede cambiar la sociología de las poblaciones y su disponibilidad, puede incluso cambiar la legalidad, pero los ejes centrales de nuestro análisis permanecen siempre constantes” . Lo realmente nuevo es la degradación de la democracia en partitocracia.
El segundo de los anexos, absolutamente variopinto, se refiere a algunos aspectos estratégicos. El tercero se titula “La búsqueda de un modelo” y, tras analizar diversos movimientos que ha presenciado Europa en el siglo XX, se enfrenta a un futuro que presenta de una absoluta negrura: una esclerosis que conducirá al derrumbamiento final. La densidad de estos comentarios hace imposible seguirlos. En general toda la obra es una condensación de ideas que constituyen, efectivamente, un manual de lucha política.
En suma, un libro tan inquietante como lúcido.

“Manual de lucha política (198 págs.) es un libro del que es autor Ernesto Milá en 2008 y publicado por EMInves en febrero de dicho año.

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