jueves, 31 de octubre de 2019

Jonathan Haidt y Greg Likianoff : “La transformación de la mente moderna. Cómo las buenas intenciones y las malas ideas están condenando a una generación al fracaso”.


Jonathan Haidt es un psicólogo social. Éste es un término que hace unas décadas nos descolocaría, como ahora se dice. Porque la psicología siempre ha sido del individuo y los comportamientos sociales siempre han sido de la sociología. Pero quizá eso nos ponga sobre una pista: estamos en un mundo en el que la psicología individual, por mor de las redes sociales, es cada día menos individual, no porque surja una psicología social realmente, sino porque el individuo cede su individualidad a la sociedad más próxima que le rodea, unida en último término a la más lejana que rodea a ésta.
Hagamos un inciso para referirnos al coautor: Greg Lukianoff psicólogo por supuesto pero en el que prima ser el presidente de la “Foundation for Individual Rights in Education” (FIRE a lo largo del libro). En todo caso es la Doña Rogelia de este libro y su avalista. Que coincida con sus ideas es algo que debe darse como algo lógico.
El entendimiento del libro y su mensaje requieren unas consideraciones previas. Estamos, ante todo, ante una obra rigurosamente actual, ya que fue publicada en los Estados Unidos en 2018 y en septiembre de 2019 en España, previa presentación de su autor principal, Jonathan Haidt. Se refiere a hechos muy recientes y, aunque liga sus observaciones a esos hechos recientes no deja tampoco de aludir a posibles reminiscencias más lejanas. Uno no duda de ello: lo que denuncia viene de antiguo, aunque con esa lentitud con que normalmente se mueven las amenazas.
En este sentido el libro parece maniatado por la doble circunstancia de espacio y tiempo: de espacio porque parece referirlo unicamente a procesos observados en los campus de las universidades norteamericanas; y de tiempo, porque parece mostrar cierto sobresalto ante lo inesperado. La realidad es que el fenómeno, al menos para mi modesto criterio, afecta a todo el mundo y viene larvándose desde antiguo. El propio Haidt lo reconoce siempre que se plantea circunstancialmente ese dilema.
Los autores declaran: “En 2014 nos propusimos entender que estaba ocurriendo en los campus universitarios de los Estados Unidos, pero la historia que contamos en este libro va mucho más allá de ahí. Es la historia de nuestra extraña e inquietante época…” Muy a la norteamericana, añaden enseguida: “Nuestra historia acaba con una nota de esperanza. Los problemas que describimos son temporales. Creemos que tiene arreglo”.
El libro tiene, realmente, dos partes que se complementan. La primera, la más interesante sin duda, es la que señala los males y problemas que afectan a la juventud norteamericana, análisis que puede trasplantarse sin excesivos esfuerzos a la sociedad europea y española. El complemento que supone la segunda parte es aquélla en la que los autores proponen sus soluciones a esos males; lo hacen de forma peculiar, exponiendo sus tesis con un lenguaje rebuscado y casi patriarcal. Uno está en perfecto desacuerdo con esas recetas que prometen todo género de bienes de ser aplicadas. Me referiré más adelante a las mismas, no sin advertir que, entre ambas partes, los autores ofrecen una serie de consideraciones sobre temas varios propios de esa juventud norteamericana de dudosa importancia. Son los que califican de “seis hilos explicativos”
Vamos a la parte más interesante del libro, la que examina ese proceso que cree haber surgido hace unos cuatro años, aunque, en cuanto rebusca, encuentra antecedentes y precedentes.
El diagnóstico inicial se refiere a los que denomina el libro “Tres malas ideas”. La primera es la falsedad de la fragilidad, que conduce a la idea falsa de “lo que no te mata te hace más débil”. Aquí se oponen las ideas de fragilidad y resiliencia. El afán de seguridad se desplaza del daño físico al sentimiento y busca la comodidad emocional. La idea del trauma se expande y crea una necesidad de seguridad. El libro indica: “A esto nos referimos cuando hablamos de ‘safetyism’ o cultura de la ultraseguridad”, una cultura que “priva a los jóvenes de las experiencias que su mente antifrágil necesita, y por tanto se vuelven más frágiles, tienen la ansiedad y son más propensos a verse a sí mismos como víctimas”. Una idea obsesiva, pero razonable, es la de los efectos nocivos generados por el sentimiento de “superprotección” desarrollada por los padres respecto de sus hijos. El cual proviene de la búsqueda de la “ultraseguridad” que pretenden los propios padres. El mismo Haidt reconoce que esa sobreprotección es negativa y mutiladora.
La segunda de las falsedades es la del razonamiento emocional y se sustancia en la frase “confía siempre en tus sentimientos”. La idea básica manejada por Haidt queda referida a la Idea de sentimiento. Y, en definitiva, a los desequilibrios entre los sentimientos y la razón. Aprovecha una idea de Buda para utilizar la idea de un elefante conducido por un niño que va a sus lomos. El niño representa el razonamiento, mientras que el elefante engloba el resto de nuestra personalidad. El libro concluye que raramente el niño gobierna al elefante, sino que es arrastrado por él. Se produce entonces una “distorsión cognitiva”. Que se traduce en los suicidios, depresiones, traumas y enfermedades mentales que, según se nos dice, asolan la sociedad norteamericana y su juventud. Y contra lo que el remedio más seguro es la terapia que supone el TCC. Vamos, que se ofrecen servicios de psicólogos a una sociedad ya deteriorada. Los elefantes hacen lo que les viene en gana. Los autores se explayan con la idea de “microagresiones” que surgen de los presuntos atentados al sentimiento y cuyas manifestaciones son, por ejemplo, la retirada de invitaciones y los vetos ideológicos a los oradores por parte de los universitarios.
La tercera de las falsedades es la que mantiene un “nosotros contra ellos”, que implica la división entre buenos y malos. Todo enlaza con la llamada “política identitaria”, con sus distintas variantes. Aquí el libro aporta curiosas observaciones sobre la influencia ejercitada por Marcuse en los EEUU y lo que llama “marcusianismo moderno”, que nos llevará de la mano hasta la “política de la acusación pública”. Todo ligado con el buenismo: “las redes sociales intensifican la crueldad y el exhibicionismo moral”, (el llamado “virtue signaling”) que abarca “las cosas que las personas dicen y hacen para publicitar que son virtuosas” lo que “les ayuda a congraciarse con su equipo”. Todo tan próximo a nosotros que no necesitamos esfuerzos para reconocerlo.
Sin embargo y en paralelo el libro aborda la polarización de las actitudes de la derecha y la izquierda. Algo absolutamente alejado del tema propuesto y que resuelve con este débil esquema; la izquierda insulta, pero sorprendentemente la derecha responde. La culpa es de la derecha, claro. Y de Trump, por supuesto, afirma manteniendo apretados bajo su brazo el The New York Times y el Washington Post. Pero esto vuelve a ser un tema norteamericano.
Aquí termina la parte más valiosa del libro. Tras referir cómo ese panorama crea fenómenos de intimidación, violencia y caza de brujas, introduce esos hilos ejemplares prometidos, en los que se habla de cosas tan dispares como la decadencia del juego, la burocracia, la especial justicia en boga o la educación paranoica. Con ello se llega a la parte final: las soluciones propuestas. Unas soluciones un tanto pueriles: niños más sabios, universidades más sabias, una sociedad más sabia. El libro concluye así: “Este libro trata sobre la educación y la sabiduría. Si podemos educar a la siguiente generación de manera más sabia, sus miembros serán más fuertes, más ricos, más virtuosos e incluso estarán más seguros.” Más simplona no puede ser esta conclusión.
A lo largo del libro se nos van a cruzar muchas veces las siglas TCC (de Terapia Cognitiva Conductal). Incluso en las págs. 412 y siguientes del libro se nos dan instrucciones de “Cómo hacer TCC”. Uno, en su ignorancia, tiene la sensación de que con esta terapia se pretende aumentar la clientela de los psicólogos, como las ideas del calentamiento global o el ecologismo verde pretenden la mayor venta de determinados productos. Y, dentro de esa ignorancia, recurro a la Wikipedia (normalmente equilibrada en la mayoría de los temas abordados), y se encuentra con esta indicación: “La terapia cognitiva es un área de estudio sobre la influencia del pensamiento en el comportamiento de la persona. La unión de los dos conceptos se creó la terapia cognitivo-conductual (TCC), aplicada a la psicoterapia”.
Lo que sucede es que el pensamiento influye en el comportamiento, pero hay antes algo que influye en el pensamiento. Es quizás en este momento cuando podemos seguir el hilo conductor del libro, compuesto de una primera parte, de diagnóstico, que debe considerarse valiosa, y el resto, premioso, vacuo y “llenapáginas” (si se me permite este “palabro”), que se vuelca en un problema puntual: el de los campus universitarios norteamericanos, tan raritos muchos de ellos como los que las películas de la serie B nos suelen mostrar.
Decididamente, el libro se alinea con la serie de los que nos envían, teñidos del nuevo espíritu del partido democrático, desde los Estados Unidos. En ocasiones denuncian malestares y deformaciones de la sociedad, pero superando ese límite, se enredan en argumentaciones fáciles y bondadosas en la que simplemente acusan y desplazan problemas a un mundo cada vez más discretamente masoquista. Desde ese planteamiento, el libro no puede hacer otra cosa sino defraudar en buena medida al lector de este lado de Atlántico.
¿Acaso, aquí en España y, en un orden más amplio, en Europa las cosas sin ser iguales no son tampoco distintas? Es evidente. ¿Que los males generadores de males que se denuncian no campean también a este lado del Atlántico? También es evidente. Ahí radica el muy relativo valor del libro: en el diagnóstico de nuestra época que no en las soluciones propuestas, típicas de un clásico happy end. Ya lo avisaron: los autores decidieron escribir un libro de denuncia de una situación, sin idea en ese momento de las soluciones aplicables para cambiarla. Y eso se nota.

 “La transformación de la mente moderna. Cómo las buenas intenciones y las malas ideas están condenando a una generación al fracaso” (458 págs.), es un libro del que son autores Jonathan Haidt y Greg Likianoff, publicado en los Estados Unidos en 2018 y en su traducción al castellano por Deusto en septiembre de 2019.