lunes, 12 de febrero de 2018

Antonio Caponnetto:_”No lo conozco. Del Iscariotismo a la Apostasía”





 

Llegué a este libro inducido por dos contrapuestas opiniones de lectores que aparecían en Amazon. Buscaba una visión del momento por el que pasa el Vaticano y por reflejo, la Iglesia católica. El hecho es que me topado con la obra de un autor al que unánimemente se tacha de fascista o filofascista y que milita en movimientos ultracatólicos de la Argentina. Antonio Caponnetto.
En la Wikipedia podemos encontrar una web donde se le critica radicalmente y se le tacha de fascista. Es “Indymedia Argentina Centro de Medios Independientes”, una web que “involucra a participantes voluntarios y colectivos aliados organizados de acuerdo con los procesos antiautoritarios de decisiones abiertas y transparentes, la toma de decisiones por consenso y a la eliminación de jerarquías”. Entre sus principios están los de apoyar “luchas locales, regionales y globales contra la exploración y la opresión”. Así como la de funcionar “como un colectivo anticapitalista, no comercial, no corporativo”.
Pues bien, se alude a esta web porque a través de lo dicho puede verse mejor a Caponnetto. Es como las antiguas fotografías en las que había un negativo del que se sacaba el positivo. Pero aquí, en realidad, no hay positivos o negativos. Se trata de reflejar una tesis a través de su antítesis. Una antítesis que podemos encontrar en otra web, la llamada “adelantelafe”. Anticipemos que es más que dudoso lograr una síntesis a lo hegeliano.

El libro se inicia de una forma que pudiéramos llamar normal. Caponnetto escribe con una especial emocionalidad que no tienden a apoyar sus afirmaciones. Pronto se introduce en ese torrente expresivo un hecho donde la “argentinidad” es prácticamente total. El “caso Williams”. “Ayá” (léase con acento de allá) ese caso será conocido, pero no aquí. Nuevamente uno, que sabe mucho menos de lo que quisiera, tiene que tirar de la Wikipedia, por cuya imparcialidad sí que hay que rezar. Richard Williams fue uno de los cuatro obispos ordenados por Lefebvre, luego excomulgados, más tarde suspendidos, y ahora con actividades sacerdotales limitadas. El belén se armó cuando Williams hizo unas declaraciones a una radio sueca afirmando que el número de las víctimas del holocausto fue muy inferior a la afirmada como real y que algunos de los escenarios de las matanzas y torturas eran falsos. Y con ello se armó el susodicho belén: condena internacional y sanciones eclesiásticas. No pasó nada de eso cuando aquí en España se divulgó el chiste de los seis millones de judíos y la forma de trasportarles en un 600.
Apartándose totalmente de lo que debía ser el libro, se pierde Caponnetto en una serie de disquisiciones sobre el judaísmo. No basta con que haga manifestaciones de condolencia con las víctimas. Lo que en definitiva afirma y mantiene es que son los judíos los que gobiernan la Iglesia Católica. De paso, al tiempo que elogia a Benedicto XVI, le acusa de debilidad por la forma en que trató el caso Williams. El autor, aunque se declara antisemita, trae a colación textos antiguos o descontextualizados. Y, de hecho, la semilla de un peculiar antisemitismo se extiende en el libro.

De pronto, se intercala en el libro un capítulo V en el que se refiere a otra anécdota personal: la de su polémica con un sacerdote español, José María Ibarburu, a raíz de la elección de Bergoglio como papa. Wikipedia le tacha al español de “tradicionalista”. El artículo al que alude Caponnetto, es contestación al publicado por Ibarburu en la web “Infocatolica” el 24 de marzo de 2013, ¿Cómo se compadece una lucha entre dos tradicionalistas? Uno, afirmándose en la llamada en el libro ”papología”; otro, viendo la catástrofe que anuncia la elección. La discusión acaba centrándose en algo tan absurdo como si existe realmente en estos momentos una sede vacante. Todo se inició cuando Caponnetto publica un artículo a los cuatro días de la elección de Bergoglio dejando constancia de sus dudas. Desde Foro Católico, Ibarburu le contesta. Caponnetto, tras destacar que él conoció en Argentina al nuevo papa hacía ya 20 años, indica: “Lejos de ser ‘inadmisible afirmar que el Cardenal Bergoglio era un promotor de herejías’, es un hecho tristemente admisible y dolorosamente probado”.
Un libro testimonia (u oculta en ocasiones) lo que su autor piensa. El libro “No lo conozco” muestra la radical crisis por la que atraviesa la Iglesia católica. Es posible que todos los momentos de la historia se haya producido esa confrontación de opiniones, pero eso no puede hacer olvidar que, en la actualidad, por mor del desarrollo técnico de las comunicaciones, esa crisis podríamos tacharla de global. Una crisis globalizada. Que, en consecuencia, puede dar lugar a herejías, disidencias y cismas igualmente globales. Mientras unos invocan (como Caponnetto) la Tradición casi toda la doctrina es tradición, otros (como Ibarburu), celebran la ruptura con la tradición que representa Bergoglio. Los demás contemplan el espectáculo, con estupefacción si son cristianos o con satisfacción o asombro si no lo son.

De pronto, en el libro aparece algo inesperado, dentro del capítulo XII: “Francisco debe pedir perdón”. Bergoglio es muy aficionado a pedir perdón. También lo es de afirmar que es pecador como todos, y que, como todos, parece tener escaso propósito de enmienda. Respecto al perdón hay algo peculiar: pide perdón por los presuntos pecados de otros, nunca de los propios, quizá porque no los reconozca que es lo que nos suele pasar al común de los mortales. Y en esa extraña forma de actuar, en Bolivia y el 9 de julio de 2015, dice que “la Iglesia tiene que pedir humildemente perdón de los crímenes cometidos contra los pueblos originarios durante la llamada Conquista de América”.
Naturalmente Caponnetto dice que ese no es el único extravío grave que llevó a cabo en ese viaje: “ofende a la Verdad Histórica, a la Madre España y, sobre todo, a la Iglesia Católica”. Démonos por sorprendidos, de entrada, por el empleo del término Madre España, acostumbrados como estamos a todo género de incomprensiones. Ya contamos con otro difusor de la leyenda negra. Caponnetto proclama: “El Papa debe pedir perdón. Sin duda. Pero no por los supuestos crímenes contra los supuestos pueblos originarios, sino por haber violado la Verdad para agradar al mundo”. Bueno, tendríamos quizá que decir que por las dos cosas.
Curiosamente, Caponnetto va a dedicar páginas a enaltecer la obra española en América, y dedica sucesivos apartado a negar que hubiera despojo de tierras  (recordando las encomiendas y la introducción de la propiedad personal), la única finalidad económica de la conquista (recordando que las ciudades no se crearon en torno a los yacimientos) y el genocidio indígena (recordando el problema de las nuevas enfermedades; añadamos, ya fuera de sus argumentos y usando un dato procedente de otra fuente, que el número de víctimas teórico dividido entre el número de “conquistadores”, incluidos mujeres y niños supone que cada “conquistador” mataba 14 indígenas cada día). Caponnetto concluye: “Ni despojos de territorios, ni sed de oro, ni matanzas en masa”.

Bergoglio es muy “bocón” y “por la boca muere el pez”. O, como decía el clásico, “las palabras son la madre paridera de los pecados”. Una cosa es hablar “ex catedra” y otra, el hacerlo desde la primera fila del jet en que vuelve a casa o se va de ella. Santa Marta es accidente y el jet se convierte en ocasiones en categoría, aunque se hable día a día en Santa Marta. No hay argentino al que se le aproxime un micrófono y no hable sin parar, sabedores de todo, abriendo los ojos a todos. Y sin pensar en ocasiones, porque lo que importa es la galanura del dicho, la misma que tienen el bandoneón y el tango, la liviandad porteña. Y así en Phoenix el 23 de mayo de 2015, Bergoglio indica que dice lo que le viene a la mente, “algo que puede ser una insensatez o una herejía”. Y, naturalmente, Caponnetto añade “en efecto, mezcla inarmónicamente las dos cosas”. Y “malévolamente” añade: “compruébelo quien lo desee”, indicando a pie de página donde puede encontrarse en internet.
Bergoglio ha hablado más en los aviones que desde la cátedra de Pedro. Ha lanzado encíclicas y cartas pastorales con escaso contenido. En 2016 se hace pública la “Misericordia et misera”: una duda subsiste: quién perdona ¿Dios o el confesor, es decir, la Iglesia? Es una pregunta que se proyecta sobre el aborto, pero que afecta todo pecado. Desde el primer momento de su pontificado, Bergoglio dictaminó sobre materias tan sensibles, como el capitalismo, la globalización, la inmigración o el cambio climático. Defendía o condenaba, siempre con aire porteño, sin reparar en el pontificado que había condenado a Galileo o Darwin, condenas por las que ahora se pide perdón. O sea, va haciendo amigos por la vida.
Caponnetto es inmisericorde y recuerda hasta qué punto Bergoglio recuerda a Dale Carnegie, autor en los ‘40 del libro que los entonces jóvenes aún recordamos: “Como ganar amigos e influir en las personas”. Refiriéndose a esa proximidad recuerda una frase que de Bergoglio que el autor cita: “Recen por mí y su alguno no puede rezar porque no cree, al menos tíreme una buena onda”.
No vale la pena seguir. El libro denuncia cierto antisemitismo, una debilidad eclesial que conduce a perdones carentes de sentido, una pérdida de espiritualidad en aras de un buenismo carente de sentido, un olvido de más allá de la vida, un reconocimiento de la pobreza como coartada… Lo que no denuncia, pero evidencia, es la crisis de la Iglesia católica.

Como católico escasamene practicante, se observa esto como un espectáculo deplorable, triste, deprimente… Un circo en defintiva... La fe, base de la religión, ha sido excluido de todo. Se argumenta con alusiones a afirmaciones realizadas en distintas épocas, casi siempre descontextualizadas de su época. Pero, frente a ellas, no encontramos sino otras utilizadas con el mismo sentido. Todo crea desasosiego.
Como decía Ortega: “no es eso, no es eso”. Pues eso.



“” No lo conozco”. Del Iscariotismo a la Apostasía” (250 págs.) es un libro del que es autor Antonio Caponnetto. Ha sido publicado por “Ediciones Detente”, el año 2017 y en Buenos Aires. La impresión ha sido realizada por Amazon en Gran Bretaña.

1 comentario:

  1. EL MUNDO TIENE QUE SER ANTISEMITA Y POR NATURALEZA
    EL ENEMIGO DE LOS PUEBLOS DEL MUNDO DEBE SER DENUNCIADO SIEMPRE

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