martes, 11 de junio de 2019

Robert D. Kaplan : “El retorno del mundo de Marco Polo. Guerra, estrategia y los intereses estadounidenses en el siglo XXI”.







 

El que avisa no es traidor. Esto se puede decir de un libro al que se le podría criticar su concentración en la política exterior norteamericana. Pero el propio título de libro ya nos había avisado de ello; por esa razón no se puede hablar de traición, sino de fidelidad a una idea. Otra cosa es que resulte criticable abordar la geopolítica de todo el mundo desde una mirada exclusivamente estadounidense. Aunque también podríamos juzgar esta indicación de injusta porque, en el momento actual, la política de los Estados Unidos tiene una clara influencia en la totalidad del mundo.
Era, por otra parte, lo esperable del autor Robert D. Kaplan, autor ya de 18 libros de éxito y experto en temas de seguridad nacional, lo que le ha hecho ser participante de diversas organizaciones militares norteamericanas. Ha sido también un viajero infatigable que ha conocido y recorrido muchos países del mundo lo que, indudablemente, ha influido en su visión del panorama actual. Resumiendo todo esto, Wikipedia nos lo describe como “periodista, analista político, escritor y viajero estadounidense”. Insiste en el carácter polémico de muchos de sus escritos y desvela cómo su popularidad derivó de la buena acogida que sus ideas tuvieron en Bill Clinton.
Si tuviéramos que anticipar el contenido del libro podríamos decir que descansa en la apreciación de tres dilemas: la contraposición entre guerra caliente y guerra fría, la moralidad e inmoralidad de las decisiones políticas y la oposición entre realismo e idealismo den los políticos. Hablamos de ‘libro’ cuando estamos, como se confiesa en su inicio,  ante algo que realmente es la acumulación de una serie de artículos publicados en la prensa o de pequeños ensayos e informes: “El capítulo con que se inicia el libro y que sirve de punto de anclaje de toda esta recopilación de artículos es un estudio que escribí para la Oficina de Evaluación Neta del Pentágono a finales de 2016”. Un origen como ese priva a cualquier obra de un sentido propio y hasta original; al mismo tiempo, dada la cantidad de libros publicados, resulta imposible incluirlo, como sucede con tantos escritores, en el proceso evolutivo que se produce en su pensamiento.
Resulta preciso referirse a ese anunciado anclaje: digamos, por de pronto, que no solamente nos va a hablar del retorno del mundo de Marco Polo sino, sobre todo, de la respuesta militar estadounidense. Respecto del primero, su tesis parece resumirse en su primera frase: “Europa desparece y Eurasia de cohesiona”, en la que refleja lo que advierte en estos primeros pasos del siglo XXI. Lo que siguió a la II GM fue un periodo firme de Occidente. “La OTAN fue, antes de nada, un fenómeno cultural”. Nació la Unión Europea y la prestó su pleno apoyo. De esa forma, Occidente en el siglo XX se impuso sobre los sistemas totalitarios de Europa; primero el nazismo, más tarde, el comunismo. Hoy el panorama es distinto: “qué hacer con debilitamiento de los Estados del supercontinente y con la vuelta al primer plano de unos legados imperiales previos”.
El lector no puede sentir sino una cierta reserva frente a estas manifestaciones, sobre todo cuando se afirma que “sólo se conservaron los ideales abstractos de la Ilustración”. ¡Siempre el fantasma de la Ilustración! Pero supera esa reserva cuando inmediatamente se sostiene que “Europa.. ha comenzado a desaparecer. Y con ella Occidente mismo…”. Aclara que más que estarse destruyendo, “se está diluyendo y dispersando”. Al final Europa se disuelve en Euroasia. ¿Qué debe hacer Estados Unidos? ¿Dejarse llevar por el orgullo de gran potencia y auxiliar a Europa? Es lo que Kaplan llama “arte de evitar la guerra”. Dejémonos de moral y procuremos que no surja otra potencia dominante en el hemisferio oriental. Y aquí, el autor nos lleva de la mano, examinando y comentando lo que desde la II GM ha pasado. Desde la alianza de EEUU con Stalin para vencer a Hitler al apoyo a Irak para debilitar a Irán, concluyendo en las historias de Israel, Kosovo, Libia… Concluye: “elevar el criterio moral a la categoría de árbitro exclusivo de la política exterior equivale, en último término, a no tomársela en serio”.
Sin querer nos hemos deslizado de las consideraciones que afectan a Occidente a las que exclusivamente interesan a los Estados Unidos. En este sentido se hace referencia al debilitamiento sufrido por la Armada de dicho país, cuando el poderío naval es el único que permite tener una presencia en la totalidad del mundo, cuando ya la presencia de fuerzas armadas en el exterior es sólo una posibilidad que debe olvidarse, de la que descartarse ya. O en las consideraciones, tan exactas quizá como ajenas, al régimen norcoreano, peligroso en su debilidad.
Pero antes Kaplan ha expuesto la especial tensión que ha supuesto el resurgimiento de Eurasia, un retorno de la Ruta de la Seda que recorrió Marco Polo, caracterizada por espacios desérticos junto a otros feraces y por un intento de multiculturalidad compatible con tensiones de países e imperios. Únicamente Kublai Kan logró extender su imperio mongol. La situación, como suele suceder en la historia, parece repetirse. Ahora son China y Rusia las que irrumpen como competidores principales, pero junto a ellos aparecen otras naciones como Irán o Pakistán que ocupan posiciones clave desde el punto de vista geopolítico. Sin olvidar que el avance hacia o sobre Europa que supone la Turquía de Erdogan con su sueño de retorno al imperio otomano. Quizá esta pérdida de influencia de los Estados Unidos en Europa que se produce al perderse ésta en Eurasia es lo que preocupa a Kaplan. Que nos expone el ejemplo de Bulgaria, mirando hoy más al Este que al Oeste.
El autor sin embargo no se amilana, saca pecho y nos dice, basándose en la distancia, que Estados Unidos no tiene allí ambiciones territoriales y por eso puede ser visto como “la potencia reputada y el intermediario honrado, defensor de un sistema de libre comercio del que dependen todas las economías de la región”. Y por esa misma distancia recurre a la idea de los barcos de guerra, como presencia y signo del poderío norteamericano. En definitiva, habida cuenta de la inmensidad del territorio de Eurasia, Kaplan defiende la no implicación, salvo casos extremos, de Estados Unidos en esa área. Habrá que “tratar siempre de ocupar un espacio intermedio entre el neoaislacionismo y el intervencionismo de estilo imperial”. Y añade: “eso significa más drones, más misiles guiados de precisión, mas cibercapacidades y más fuerzas de operaciones especiales”. Uno sospecha que olvida que eso puede ser también una posibilidad al alcance de los euroasiáticos por venir. Al final, el libro todo lo fía a la eclosión de nuevas nacionalidades en Eurasia. Todo se completa con un capítulo dedicado a tres “pensadores”: Henry Kissinger, Samuel Huntington y John M. Mearsheimer. Recuerda sus vidas, sus hechos y sus pensamientos. Pero siguen siendo consideraciones que, con independencia de su mayor o menor interés, están realizadas cara a un público norteamericano. Sigue otro capítulo sobre “reflexiones”, dedicada la primera de ellas a Donald Trump, más interesante por cuanto sus decisiones afectan a todo el mundo pese a su finalidad de autonomía. Curiosamente denuncia que se le considere realista cuando no lo es. Kaplan considera que el realismo es, sobre todo, una sensibilidad, no una guía concreta sobre lo que hacer y lo que no en cada caso concreto. Curiosamente trata a Trump de “posletrado”, una persona que se ha saltado toda esa parte de los libros y ha pasado directamente a la era digital. “El sentido de la historia se forja principalmente leyendo”. Uno cree que, aparte de que seamos condenados a ser “posletrados” o mejor digitalizados―. Trump es fundamentalmente un negociador y un negociador de los que recuerdan a los jugadores de póker o, si se quiere, a los viciosos de los órdagos en el mus.
Kaplan nos dice además que estamos en una época post imperial (habla claro, de los Estados Unidos) y analiza su repercusión en un mundo cada vez más interconectado: “el siglo XXI estará definido por una anarquía vulgar, populista, sobre la que la èlite que se reúne en lugares como Aspen y Davos tendrá cada vez menos influencia y será cada vez menos capaz de comprender”. Estas palabras bastan para ver en el libro de Kaplan una visión pesimista del futuro. Desde su punto de vista, claro, porque los pesimismos son muy variados. Más adelante matizará sus afirmaciones, hablará de la necesidad de un cierto determinismo, limitará la idea del realismo, alabará la política apaciguadora de Obama… en otro apartado concluirá avisando del peligro de un nuevo utopismo…
Si reparamos en el título del libro veremos que no se refiere a los viajes de Marco Polo, sino a los nuevos espacios que con sus viajes descubrió. La vieja Europa tuvo noticia de países, tan lejanos como desconocidos, a través de sus viajes. Por su parte solo contaba con el funcionamiento de la ruta de seda, algo que terminó desapareciendo dejando los residuos culturales de los que Kaplan en sus viajes se admiró. Pasa el tiempo y ese escenario reaparece, revitalizado por las nuevas comunicaciones, por las nuevas tecnologías, por la globalización y los mercados libres. Un territorio inmenso y variopinto donde potencias como China y Rusia confrontan; al que potencias tradicionales como las europeas y los Estados Unidos ya no pueden llegar; ajenos a la realidad diaria de los americanos y aislada de la realidad de la India.
Estamos ante un libro que nos ofrece un conjunto interesante de ideas, que contiene no solamente afirmaciones sino justificaciones de lo afirmado, que describe con bastante corrección la realidad geopolítica actual, que juzga comportamientos políticos reciente y conocidos. No es en ese sentido lo que pudiéramos llamar un libro inútil. Pero al mismo tiempo entiendo que es un libro de utilidad limitada.
Es un libro, ante todo enfocado a la realidad norteamericana. Por descontado, tenemos que rezar porque su economía, por ejemplo, no se constipe por la cuenta que nos trae. Pero ello no impide que la sintamos un tanto lejana. O sea, afectados pero inermes ante lo que proclama y anuncia.

“El retorno del mundo de Marco Polo. Guerra, estrategia y los intereses estadounidenses en el siglo XXI” es un libro escrito por Robert D. Kaplan en 2018 y publicado por RBA libros en España en abril de 2019. Leído en Kindle.

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