Pío Moa es un
buen escritor. Lo ha sido desde siempre. O sea, desde que empezó a escribir. Porque
Pío Moa militó mucho tiempo en las izquierdas en las que se hacía algo más que escribir.
De entrada, fue uno de los asaltantes de la sucursal en Barcelona del Banco Ibérico,
un acontecimiento retransmitido por la televisión en sus tiempos heroicos.
El hecho cierto
es que Pio Moa es un buen escritor. Sus escritos se leen con facilidad, que es
lo primero que hay que exigir a un escritor. Desde antiguo, desde sus curiosas
memorias tituladas “De un tiempo, de un país” en las que refleja su actividad
antifranquista de unos años y una sociedad que los mayores vivimos y reconocemos
en ese escrito.
Nunca se sabe
si ese buen hacer es innato, adquirido, obra de supervisión o producto de una
laboriosidad encomiable. Pero el hecho está ahí. Y como buen escritor aborda un
tema que queramos o no, a todos nos afecta y a muchos nos sobrecoge: la
identidad de Europa. Una realidad histórica, un proyecto bienintencionado, una
burocracia impensada pero previsible, un asomarse a un abismo histórico.
En definitiva,
no es sino una gran península de Asia, siempre amenazada desde ese continente y
con el tiempo dominadora de buena parte de ella. Al mismo tiempo y como sucedió
en otras regiones del mundo, se nos aparece como un escenario fragmentado por
la coexistencia de etnias, lenguas, creencias y costumbres, que no ha sido
capaz de superar. Del gran imperio romano que fue se degradó para ser una
pluralidad siempre dudosa de naciones y estados.
”Europa” está
escrito desde una fe y una esperanza en Europa, de ese continente que creó la
cultura occidental y gobernó el mundo (o se lo creyó y lo intentó). Y está
escrito al mismo tiempo desde cierta desesperanza, mezclada con la nostalgia de
lo recorrido.
¿Estamos
seguros de saber lo que sido Europa? Partiendo de que Europa no pasa de ser un
área geográfica limitada por el Mediterráneo por el sur, por las tribus
bárbaras por el este y por los vikingos y el frío por el norte.
Y Pío Moa con
paciencia nos muestra ―cómo han hecho antes otros autores con mayores ínfulas―
que ha sido algo así como la acción del agua sobre la piedra: tiempo y
permanencia. Es probable que Europa sea más sentida cuando declina. Lejos están
las pugnas de Inglaterra (“Rule Britania”) o Francia (“la grandeur”) o las
tardías de Alemania (“über alles”). El libro de Pio Moa supone así una vuelta a
la realidad. No toma partida ni asume conclusiones. Muestra Europa como ha sido
y como ha ido afirmándose. Y nos deja, sin querer, enfrentados con la realidad europea
que vivimos.
Europa, Europa,
¿dónde estás y quién eres? Pio Moa nos ofrece una relación de los esfuerzos,
unas veces bien orientados y otras veces contradictorios, que han ido consolidando
Europa. Porque Europa no deja de ser una sensación, una vivencia, una
conciencia psicológica. ¿Qué otra cosa reunir, vibrando al unísono, a eslovenos
y españoles por ejemplo?
Son siglos los que
recorre Pio Moa mostrando cómo la conciencia europea se va creando trabajosamente.
Porque Europa es solamente eso: creencia, fe. Algo que la hace absolutamente
vulnerable y débil, como los hechos más recientes han evidenciado. Pío Moa da
un correcto repaso a toda la trayectoria recorrida por es esa cosa que llamamos
Europa. El prefacio del libro se titula: “¿Qué es Europa?”. No se molesten: no
encontrarán una contestación, pero no es culpa del autor. Europa es un ”work in
progress”. Permítaseme esta cita aparentemente pedante: ese era el titulo de un
libro que de pequeño ojeé cuando ni sabía inglés, ni me iba ni me venía el arte
contemporáneo del que, al parecer trababa”. Pero se me quedó el “work in
progress”, como algo inconcluso que sin embargo progresaba.
¿Progresaba
hacia qué? Del progreso siempre recuerdo también una expresión de un cardenal
francés de mediados del pasado siglo (¿Danielou?): es un error suponer que
cuando se avanza hacia adelante uno se eleva en el aire. Digamos que Europa
progresa a pasos agigantados hasta su total decadencia, caminamos de victoria
en victoria hasta el desastre final. No hace falta recordar el rebrote
amenazante del islamismo, la arrogancia industrial de tantos países asiáticos,
el final del aislacionismo chino, la victoria de las materias primas.
Al final, el
autor se ata, como el protagonista de “Un descenso al Maelström” a un barril,
para confiar en el dinamismo de Europa para salvar este trance. Claro es que
fía ello al impulso religioso de inspiración cristiana. Pero hasta esa baza
parece fallarle cuando aparece un pontífice que viene “de allá lejos” y trae
ideas que difícilmente se pueden considerar afines al espíritu europeo. Más
bien resuena un cierto “delenda est Europa”.
El libro se
articula en seis partes que aluden sucesivamente a las distintas edades vividas
por Europa: las de formación, supervivencia, estabilización, expansión, apogeo
y decadencia
Los que
contamos ya muchos años vivimos y recordamos los tiempos en los que el mundo
era europeo.
“Europa. Una introducción a su
historia” (481 págs.) ha sido escrito por Pío Moa en 2016. Ese mismo año fue
editado por “La esfera de los libros”.
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