Steiner es uno
de los que ahora se llaman polÃmatas, lo que, según del Diccionarios de la
Academia, es la “persona con grandes conocimientos en diversas materias
cientÃficas o humanÃsticas”. Es decir, lo contrario al diletante que sugiere
cierta superficialidad del conocimiento y que tiene un tono claramente
peyorativo. Cuando a alguien se le tacha de polÃmata se hace en sentido elogioso.
El libro, muy
reducido de tamaño, recoge simplemente el texto de cinco charlas radiofónicas.
En la primera expondrá la finalidad de las mismas, siguiendo en las siguientes
el análisis de esas mitologÃas, unas serias y otras más pintorescas. En todo
caso todas buscan llenar el vacÃo creado por la desaparición de la teologÃa
cristiana.
En “nostalgia
de lo absoluto”, Steiner se muestra como un aspecto propio del espectador: mira
la sociedad actual y como resultado de ello advierte en ella un profundo sentimiento
de nostalgia. ¿Nostalgia de qué? Pues simplemente de la dimensión religiosa que
en otros momentos y con distintas manifestaciones tuvo la sociedad. Es un hecho
que, como indica, han constatado historiadores y sociólogos. Añade, no sin
ironÃa, que “también en ocasiones deberÃamos
creerlos”. Pero él mismo asume esa idea, aunque dude de cuál sea el momento
en que se produce esa decadencia.
En cualquier caso,
lo que afirma Steiner es que durante mucho tiempo el cristianismo estructuró la
civilización occidental. Luego llegó un momento en el que “el núcleo religioso del
individuo y de la comunidad degeneró en convención social”. Utiliza los
términos de “agotamiento” y “desecamiento”. El resultado es un vacÃo que en los
últimos 150 años se tratado de llenar con lo que llama “mitologÃas”.
El concepto de
mitologÃa de Steiner requiere una definición. Se configura por la presencia de tres
caracterÃsticas: 1) la totalidad: pretende explicarlo todo; 2) textos canónicos
entregados por el genio fundador; y 3) existencia de mitos que se traducen en
gestos, rituales y sÃmbolos. Quizá se echa en falta la referencia sus seguidores.
La primera
“mitologÃa” analizada por Steiner es el marxismo. Ciertamente es el caso más
claro de identificación de una lÃnea de pensamiento con una mitologÃa, en
definitiva, con un sustitutivo de la religión. Y en este sentido comenta el
sentido prometeico que tiene el marxismo y su promesa de un mundo distinto y
perfecto. Echa en falta, sin embargo, la identificación por Marx de un pecado
original. Una caÃda de la que el hombre trata de levantarse y al que se le
promete un futuro de liberación, un mundo feliz.
Pero más
allá de esa identificación como mitologÃa del marxismo, lo que Steiner destaca
es el fracaso histórico y real que el marxismo ha tenido, generando únicamente
muertes y pobreza. Encadena de alguna forma ese fracaso con la decadencia que
el marxismo sufre en estos momentos y que no deja de recordarle la de la misma
religión cristiana. “También el marxismo
está empezando a mostrarse, actualmente, como una de esas grandes iglesias
vacÃa”.
Al saltar
del marxismo al psicoanalismo, Steiner trae a colación una figura por la que
siente evidentemente admiración: Popper, al que suele referirse como Sir Karl. La
cita viene obligada al referirse a la noción de pseudociencia, categorÃa en la
que pueden ser encuadradas, como arquetÃpicas, tanto el marxismo como el psicoanalismo.
Sabido es la importancia del concepto “falsar” (posibilidad de ser refutada con
pruebas una teorÃa), como criterio que permite calificar a algo de ciencia o
negarle ese carácter. Y buscando ese carácter cientÃfico, Freud trató desesperadamente
de encontrar a sus teorÃas un fundamento biológico, tarea en la que fracasó.
“Decididamente antirreligiosas, las
enseñanzas de Freud, también ellas, pienso, constituyen una forma de
postteologÃa, de teologÃa sustituta o vicaria. Y también es la suya una
estructura mitológica”. Y, tras afirmar esto, Steiner nos pasea por una serie
de consideraciones en torno al embridamiento con los mitos y la literatura, con
su identificación personal con Moisés y con la generación de nuevos mitos. Todo
represenativo de conciliar al hombre con una nueva realidad sin Dios.
La tercera
de las mitologÃas analizadas por Steiner es la constituida por el sistema antropológico
de Levy Strauss. No es el capÃtulo más brillante del libro. El autor se confiesa
incapaz de reflejar el total pensamiento de Levy Strauss, creador de la
antropologÃa cultural, a lo que contribuye el carácter un tanto gelatinoso de
esas teorÃas. Alude al sentido binario de las ideas y conceptos, asà como la identificación
de la “caÃda” con la separación de lo natural de lo cultural, o sea, con la domesticación
del fuego.
Da la
sensación de que la referencia a la antropologÃa estructural de Levi Strauss se
debe, sobre todo, al hecho de que desde el punto de vista de Steiner “lo que resulta fascinante es seguir en Levy
Strauss la evolución de una gran explicación postrreligiosa, pseudoteológica
del hombre”. Concebida la charla en 1974 es probable que sufriera la
influencia del prestigio que rodeaba la obra, entonces muy en boga, de Claude
Levy Strauss que, tres años antes, acababa de publicar el cuarto y último tomo
de sus “Mitológicas”.
Steiner no
insiste en las notas que caracterizaron a la antropologÃa straussiana como
mitologÃa. Quizá se deba al hecho de la falta en ella de la idea de
universalidad y apostolado que tuvo el cristianismo y que heredó, casi sin
variaciones, el marxismo y que, ya muy reducido, pudo tener el psicoanalismo
entre unos sectores culturizados de la sociedad. ¿Puede hablarse realmente de
mitologÃa?
Algo de
eso parece haber en la charla, que después de hablar de un tema de moda como el
indicado, salta a parar la vista sobre el hecho de que Marx, Freud y Levy
Strauss tenÃan la condición de judÃos. Como el propio George Steiner, que
comienza por resaltar cómo esas tres personas trataron de evitar su condición
judaica en el sentido de lograr programas de aceptación universal; y acaba
preguntándose, no sin un cierto reprimido orgullo, de si no era lógico que los
intentos de sustituir el lánguido cristianismo proviniesen de personas cuyo
credo habÃa sido combatido antes por esa religión cristiana.
La cuarta
de las charlas se titula “Los hombrecillos verdes”. Es la parte floja del ciclo
en la que se agregan simplemente mitos y creencias que difÃcilmente pueden
contemplarse como sustitutos de la religión. Aquà Steiner va refiriéndose a fenómenos
como la astrologÃa, el ocultismo, los ovnis, el espiritismo, el orientalismo…
Todo lo considera Steiner como sÃntomas de una causa que y trata de encontrarla
en la pérdida de confianza del individuo en el futuro. Las pesadillas que
aparecÃan olvidadas vuelven. El sueño de un mundo mejor parece enterrado.
EL libro
recobra vida cuando en el último de sus capÃtulos se entra en el problema de la
verdad. La ciencia, de la que la religión se ha considerado simple precedente,
parecÃa prometer mucho, pero no dejaba de ser un camino en la búsqueda de la
verdad. Y en ese concepto, el de la verdad, se va a detener Steiner. Pasará de
la búsqueda desinteresada de la verdad que reinó, por ejemplo, en la Grecia
clásica, a la verdad que está fuera del hombre diseñada por los racionalistyas
e intuida por los mÃsticos. Se llega a los ataques modernos de la escuela de
Frankfurt que hacen a la verdad una función variable dependiente de la realidad
polÃtica y social.
El ultimo
salto se dará cuando surge la idea de la verdad amenazante: el aumento de la entropÃa,
la función social de la guerra, la verdad que molesta o duele. Todo conduce a
la “fuerte nostalgia de la polÃtica
inocente entre los jóvenes” o a la calificación como patológica de la
obsesión occidental por la verdad. Han pasado casi 40 años desde la obra de
Steiner; quizá los conceptos en boga actualmente de “lo polÃticamente correcto”
y de “adanismo” sean correcciones también patológicas a la búsqueda de la
verdad.
La
conclusión de Steiner es clara: la dignidad humana exige la búsqueda de la
verdad, pero ésta pude perjudicar al hombre. “Tengo una especie de cuadro en el que se ve a la verdad, esperando emboscada
en un rincón a que el hombre de acerque, preparada para liarse con él a garrotazos”.
Un libro
profundo, de lectura dura tanto por los temas tratados como un estilo literario
que no ayuda a facilitarla. Tampoco descubre mucho y deforma algunas cosas.
“Nostalgia del absoluto” fue publicada en España por
Siruela en 2001. Los comentarios se hacen a la 13ª edición de la obra, de 2016.
Recoge cinco charlas radiofónicas realizadas por George Steiner en 1974, siendo
su tÃtulo original “Nostalgia for the Absolute”
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