jueves, 7 de febrero de 2019

David Álvaro : “Cataluña, la construcción de un relato”.


Estamos ante un libro del que es autor David Álvaro García, licenciado en Ciencias Políticas y con un máster en Comunicación Política y Empresarial, que ha colaborado con líderes políticos, incluida la oposición al chavismo en Venezuela y autor de artículos e informes. Presta una atencion especial a lo que a comunicación se refiere. Lo que pretende en su libro lo revela el subtitulo que le compaña: “¿Cómo se ha servido el independentismo del populismo identitario para convencer a la mitad de la población catalana de las virtudes de la independencia?”. En definitiva, analiza los mecanismos a que ha recurrido ese independentismo para llegar a las altas cotas de desasosiego que han creado tanto en Cataluña como en el resto de España. Según Álvaro “el independentismo ha podido llegar tan lejos gracias, en parte, al acertado uso de distintas técnicas de marketing”. Destaquemos la expresión “en parte”, porque esas técnicas únicamente han sido parte del movimiento populista”. Y el libro relaciona inequívocamente con la visceralidad, lo instintivo, las emociones…; todo menos crítica racional en unas sensibilidades que convergen unicamente en la insatisfacción y el descontento.
 La primera parte del libro no hace sino una historia de los cerca de mil años que reclaman los independentistas como historia propia. ¿Mil años? La realidad muestra que los afanes independentistas son muy recientes y que, de esos mil años, apenas sobrepasan una centuria. Pero el repaso a ese periodo histórico nos muestra con claridad dos cosas: la persistencia reciente en el afán independentista y la inconsistente reacción de los llamados constitucionalistas frente a ella. Todos han corrido tras una liebre: los balbuceos catalanistas iniciales se han convertido en exigencias inaceptables dentro de la ley; la resistencia frente a ellas fue cediendo de manera continuada. Todos los galgos corrían tras la liebre del poder. Todos en un completo desorden.
Aclaremos, de paso, que se van a utilizar sin distinguirlos conceptos, de por sí diversos, como son los de nacionalismo, autonomismo, independentismo, separatismo… todos, en definitiva, son la misma cosa en distintos estados de maduración.
En esa historia, que el libro califica de populismo retrospectivo, pasaremos por el Centro Catalá de 1882 que echa las raíces del identitarismo, por la Lliga de Catalunya (luego Unió Catalanista) que da vida al catalanismo político; por Cambó trae la Lliga Regionalista con su éxito de 1907. Surge la primera manifestación de autogobierno en 1914: La mancomunidad de Cataluña. Llegaron con Primo de Rivera tiempos duros que cesaron con las elecciones municipales del 1931. Pocas semanas antes una fusión de partidos irrumpe ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) cuyo líder, Francesc Maciá proclama la república catalana. Aparece la Lliga Regionalista con Lluis Companys. La historia posterior a la guerra civil ya es más conocida: fueron los halagos del franquismo y las cesiones de Suárez, González, Aznar, Zapatero y Sánchez, dispuesto éste, al parecer, a encender la traca final. Mientras tanto en Cataluña desfilaban Pujol, Más, Montilla, Maragall, Puigdemont y Torra, en una tonta y suicida carrera por la popularidad y los escaños. En Cataluña todo ha sido siempre un “y yo más”.
Hay un hecho que llama la atención. El libro que se comenta aparece en los últimos días de enero y primeros de febrero de 2019. Parece que expone un desarrollo cerrado que conduce a la tragedia. Pues no. Casi al mismo tiempo, el 5 o 6 de febrero de 2019, Torra se permite dar un bofetón más a un Sánchez y hace públicos los 21 puntos que le exigió como precio a pagar al apoyo de los presupuestos generales, el diciembre de 2018 y en Pedralbes. Da igual el bofetón: el refrán español nos dice y él lo aplica: ‘dame pan y llámame perro’. Todo nos dice que la historia está aún por escribir, en su parte y momento más importante, por cierto.
Pero eso no priva de mérito al resumen historiado del independentismo catalán que nos hace David Álvaro. Los arboles nos impedían ver el bosque; ahora sabemos que estamos en el bosque y el camino por el que nos perdimos en él. Pero el bosque es aún más complicado
La idea que subyace y sostiene todo el movimiento independentista es según el libro lo que llama etnopopulismo. Una idea que describe y cuyos caracteres define y que ha sido cuidadosamente planificada paso a paso por a lo largo de un continuado proceso que parte de unan ansia de mayores competencias derivado de una suprematismo racial y lingüístico y que fue reforzándose, ampliando sus metas hasta llegar a los conceptos de autonomía y derecho a decidir que hoy se consideran irrenunciables. El proceso se agravó por la competencia desmedida establecida entre los distintos grupos políticos, a los que finalmente termina uniéndoles unicamente el odio hacia lo español.
El món ens mira: La internacionalización es el título del siguiente capítulo. Se aborda en primer lugar el persistente intento del catalanismo de proporcionar a sus aspiraciones un aire internacional que las magnifique.  Los distintos pasos dados son descritos con minuciosidad hasta llegar al Diplocat, el organismo autonómico encargado de despreciar las advertencias judiciales de inconstitucionalidad. Es curioso lo que el libro se nos dice sobre la falta de rentabilidad que redujo sus aspiraciones y provocó el cierre de varias oficinas. Llama también la atencion sobre el hecho de que ninguna nación prestó atención a estos intentos.
La internalización del conflicto ha sido la meta dorada de los independentistas. Sigue siéndolo hoy cuando consiguen que exista un “relator” a ser posible extranjero a cambio de votar los presupuestos de Pedro Sánchez. Ese intento de internalización se ve acrecentado por los efectos de la informatización y el avance de las redes. David Álvaro se recrea en analizar los efectos que ello ha tenido en las empresas, pero de ahí pasa al terreno político. Su obsesión es la existencia de la mentira, las fake news, la manipulación de la realidad. Algo en lo que beben ansiosos los populismos. Digamos que, además, destaca el hecho de que Rusia domina habilidosamente ese terreno y trata constantemente de llevar a cabo lo que podríamos llamar ciberinfluencias. En 2009 se creó el Centro de Seguridad de Información de Cataluña (CESICAT) como intento de imitar y suplantar al CESID.

La tercera pare del libro se ocupa de dos cuestiones fundamentales: educación y medios de comunicación, ejes de la acción marketiniana. Ideas básicas para el storyteller que es el independentismo. La inmersión lingüística y la TV3 son los buques insignia de esas maniobras gramscianas que hoy conocemos sobradamente. Cómo han ido gestándose y creciendo es lo que nos cuenta el libro.
Eso mismo es lo que va a hacer con lo que llama agentes políticos, capítulo en el que comprobamos nuestro grado de ignorancia, primero, y de conciencia, después, de la acción desarrollada por la multitud de movimientos sociales, iniciativas que han ido componiendo el actual independentismo. Comenzamos por Ómnium Cultural y ANC (Asamblea Nacional Catalana). Apenas conocemos a los “jordis”. Álvaro no ofrece minuciosamente la historia y evolución de esos movimientos. Pero no son los únicos; hay que agregar otros como la Asociaciones de Municipios para la Independencia, CIEMEN, el colectivo Emma, la Plataforma por la Lengua, la Asociación Catalana de profesionales, Súmate, el Círculo Catalán de Negocios… todas subvencionadas de una u otra forma, en lo que el libro llama “una ebullición asociativa sin precedentes”. Repasará también la presencia del terrorismo, comenzado por Terra Lliure y el Exèrcit Popular Català, engendrados por la Crida. Acaba refiriéndose extensamente a dos elementos inesperados: el club de futbol Barcelona sensibilizado por Laporta, Rosell y Bartomeu y los Mossos de Esquadra, la búsqueda del ejército preciso para sentirse Estado, más allá de la nación.
            Termina el libro con el capítulo dedicado a elementos y mensajes marketinianos. La seducción ocupa un primer plano y tiene la peculiaridad de generar una curiosa y persistente endofobia, que ve el enemigo en el interior: Madrid, el bipartidismo… Se hace preciso crear una nación y Álvaro recorre la humilde historia mostrando la verdadera historia del condado de Barcelona, o la auténtica naturaleza de una Generalidad recaudadora de impuestos parala corona de Aragón. “La realidad es que Cataluña nunca actuó como reino frente al Reino de Aragón, al Reino de Valencia y al Reino de Mallorca, ni jamás se utilizó esa terminología, ni en aquel momento ni posteriormente”. Todo se arregló con el sobradamente sabido mito de 1714. El capítulo es profundamente desmitificador.
            El libro es abrumador en los datos que nos ofrece; sólo por ello merece la pena su lectura. Pero a la abundancia de datos añade otras visiones. El fenómeno del independentismo está agudizándose por momentos. Hemos vivido ya en este siglo esa acentuación por la que estamos en “una guerra sin cuartel en la que solamente puede salir ganador un bando, o gana Cataluña y pierde el Estado español o gana España y pierde la república independiente de Cataluña”. David Álvaro no es optimista: “no reconocer el éxito estratégico del independentismo es negar una realidad. Lo que hace treinta años era impensable, hay ya no lo es tanto”. “Todo ello se debe a una mezcla de conceptos necesarios en la modernidad actual, en la que el marketing político juega un papel crucial para la consecución de objetivos estratégicos. Ésta fue la gran innovación de Pujol, Mas, Puigdemont y sus adláteres”.
Lo dicho: el libro merece su lectura.

“Cataluña, la construcción de un relato. ¿Cómo se ha servido el independentismo del populismo identitario para convencer a la mitad de la población catalana de las virtudes de la independencia?”(368 págs.) es un libro escrito por David Álvaro García y publicado por Deusto en 2019.

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